viernes, 25 de enero de 2008

LAS TROYANAS. EURIPIDES

Formaba parte de una tetralogía que estaba formada además por las tragedias Alejandro y Palamedes, y por el drama satírico Sísifo.
Fue presentada, junto con Alejandro y Palamedes, en las Grandes
Dionisias, en la Olimpiada noventa y una, año 415 adC. Obtuvo el segundo puesto, por detrás de una tragedia de Fenocles que obtuvo el primer puesto.
De Alejandro y Palamedes quedan pocos restos. Alejandro trataba del hijo de Príamo y
Hécuba , Paris, llamado también Alejandro. Casandra, la adivina que tenía por sino que sus pronósticos nunca fueran atendidos, profetizó que Troya iba a ser destruida si Paris vivía. Por ese motivo Hécuba y su hermano Deífobo, intentan matarle. Pero es recogido por un pastor y salvado. El propio Paris resulta ganador de sus propios juegos funerarios. Por este motivo es acogido por la familia de Príamo.
De Palamedes sabemos que su protagonista fue el mítico inventor de la escritura. En Troya fue objeto de un engaño. Alguien dejó en su tienda una nota falsa de Príamo, el enemigo acérrimo de los aqueos en Troya, con dinero. Es condenado por traición. Palamedes escribe unas líneas en un remo, para hacerle saber a su padre Nauplio su suerte. Éste se venga de los griegos, haciendo fuego en el promontorio de Cefarea, para que crean que se trata de un puerto y naufraguen en sus costas.

Análisis
Es un canto lleno de dramatismo por las consecuencias de la guerra. Se destaca la crueldad de los vencedores, que en su desmesura, (
hybris) no tienen piedad con los vencidos, ni respeto a los dioses, ya que profanan sus templos. Ni siquiera tienen consideración con los niños, manifestando así abiertamente su temor a ellos cuando crezcan. Hécuba exclama ante la visión del pequeño cuerpo inerte del hijo de Héctor:
Ahora que la ciudad ha sido tomada y destruidos los frigios, tenéis miedo de un niño pequeño. No alabo el miedo de quien teme reflexionar.
Los vencedores no lo son tanto: Llevan diez años asediando Troya, separados de sus familias y muriendo ante sus murallas. Tras la victoria, se ciernen multitud de desgracias contra ellos por haber caído en la hybris, y Menelao, Agamenón, Odiseo y tantos otros estarán sujetos a multitud de desdichas.
Zeus, según Eurípides, conduce a la justicia por caminos silenciosos.
En los vencidos, hasta la virtud es causa de desgracias.
Andrómaca establece que, debido a su buena fama de esposa de Hector, Neoptólemo, el hijo de tantos asesinos de troyanos, Aquiles, la ha solicitado por esposa. Andrómaca afirma que la causa de su desgracia fue prestar toda la atención a su marido Héctor:
Me bastaba con tener en mí misma un maestro honesto, la inteligencia. A mi esposo siempre le ofrecía una lengua silenciosa y un aspecto sereno. Conocía aquello en lo que prevalecer sobre mi marido y sabía concederle la victoria en lo que debía.
Curiosamente Eurípides vuelve a realizar en esta obra una extraña concepción de Zeus, en labios de Hécuba:
¡Oh Zeus, soporte de la tierra y que sobre la tierra tienes tu asiento, ser inescrutable, quienquiera que tú seas, -ya necesidad de la naturaleza o mente de los hombres- ¡a ti dirijo mis súplicas! Pues conduces todo lo mortal conforme a la justicia por caminos silenciosos.
No cabe duda de que Eurípides, el dramaturgo filósofo, se separa abiertamente, como en otras obras, de la concepción de los dioses de su época, llevando su reflexión mucho más allá.
Personajes
Poseidón, dios del mar.
Atenea, diosa del pensamiento y la guerra. Divinidad epónima de Atenas.
Hécuba, ex reina de Troya, ahora esclava de Odiseo. Esposa de Príamo. Madre de Héctor, Paris, Políxena y Casandra entre otros.
Coro, de mujeres troyanas cautivas.
Taltibio, heraldo y mensajero de los griegos.
Casandra, hija de Hécuba y Príamo. Sacerdotisa
de
Apolo, quien le había concedido el don de la profecía.
Andrómaca, viuda de Héctor.
Astianacte, hijo de Andromaca y Hector
Menelao, rey de Esparta.
Helena, esposa de Menelao y Paris.
Argumento
Nos sitúa Eurípides en el último día de Troya. La flota está pronta a partir, y las troyanas están siendo sorteadas.
Poseidón se lamenta de Troya, la ciudad que protegía, debido a la inminente destrucción que le acaece en manos de los griegos. Ante él se presenta la diosa Atenea, su rival en esta guerra, indignada porque han sacado a Casandra del templo donde le rendía culto, por ello no favorecerá a los griegos en su regreso.
Hécuba, muestra la desesperación de los vencidos. “Arde Ilión, ¡gimamos!”. Pregunta por el destino de cada troyana, que no puede ser otro que el ser malmaridadas con algún vencedor.
Andrómaca ha sido asignada al hijo de Aquiles, Hécuba, a Odiseo, Casandra, su hija, a Agamenón, Políxena también hija de Hécuba, ha de ser sacrificada en la tumba de Aquiles, creando un gran efecto dramático. Casandra, canta su canción de boda, su himeneo, lleno de odio contra Agamenón, anunciando que será su boda, la causa de la ruina del jefe militar de los aqueos.
Los aqueos deciden matar al hijo de Andrómaca y Héctor despeñándole por los muros de
Ilión.
Menelao aparece en escena para llevarse a Helena, prometiendo matarla en Esparta, donde no quieren ir las prisioneras, por ser la cuna de sus males. Hécuba alaba la decisión de Menelao de matar a Helena, mas le advierte sobre los encantos de esta mujer y la posibilidad de que le vuelva a enamorar en el viaje.
Helena se defiende argumentando que la culpa es de Príamo, que no mató a Paris cuando nació, dando cumplimiento tal y como estaba profetizado al destino de Troya, que iba a ser destruida si el niño no moría. Culpa también a
Afrodita que, en el famoso juicio de Paris, prometió concederle a éste el lecho de Helena. Paris había sentenciado que era la más bella de las diosas en contienda, y prefirió este premio al de Atenea, que le ofrecía la conquista de Grecia, o al de Hera que le ofreció Europa y Asia si la elegía.
Hécuba le responde que no fue Afrodita la vencedora, sino Afrosine, la lujuria, y que a todas sus insensateces dan los hombres el nombre de Afrodita.
La obra cobra más dramatismo aún con el pequeño cuerpo de
Astianacte, el hijo de Héctor y Andrómaca, que es recibido por Hécuba para que sea enterrado por instrucciones de su madre, que ya ha partido.
Termina con las instrucciones a los soldados para que quemen
Troya, partiendo las prisioneras en las naves aqueas hacia su incierto destino.

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